Vacunas contra el Cancer de Mama, una gran esperanza!
(tomado de Oncolog, boletín del MD Anderson, Enero del 2013)
Se han logrado grandes avances en el tratamiento del cáncer de mama, y
muchas pacientes incluso logran curarse. Sin embargo, aún existen
pacientes con cáncer recurrente y una gran mayoría morirá a causa de
esta enfermedad. Esto indica la necesidad de encontrar otras terapias
que puedan utilizarse para prevenir la enfermedad recurrente. Una
opción posible son las vacunas contra el cáncer de mama.
“Los tumores de mama se componen de tal variedad de células que debemos
utilizar diversos medicamentos y terapias para tratarlos”, dijo la Dra.
Jennifer Litton, profesora adjunta del Departamento de Oncología Médica
Mamaria en el MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas.
“Las vacunas atacan al cáncer de una manera totalmente diferente de las
terapias sistémicas actuales”. Por lo tanto, pueden mejorar los efectos
de los tratamientos adyuvantes utilizados actualmente para prevenir la
recurrencia.
Función clínica potencial
Para prevenir
la recurrencia del cáncer de mama se usan numerosos tipos de terapia
adyuvante; la terapia o combinación de terapias utilizadas depende de
cada paciente y de su enfermedad. Por ejemplo, la radioterapia se usa en
pacientes que se han sometido a cirugía conservadora de mama, y la
quimioterapia puede beneficiar a aquellas pacientes con alto riesgo de
recurrencia. La terapia hormonal con tamoxifeno o un inhibidor de la
aromatasa se utiliza en pacientes con enfermedad positiva para
receptores de estrógeno, y la inmunoterapia con trastuzumab se utiliza
en pacientes con tumores que expresan marcadamente el factor de
crecimiento epidérmico humano 2 (HER2).
Actualmente, numerosos
ensayos clínicos están evaluando el uso de vacunas contra el cáncer de
mama, no como una alternativa a las terapias de prevención de la
enfermedad recurrente disponibles actualmente, sino como una terapia
adyuvante adicional.
“Se trata de un enfoque novedoso,
específicamente para quienes quieren otra forma de terapia para reducir
la probabilidad de que el cáncer regrese”, dijo la Dra. Litton. “Estas
personas buscan algo adicional que pueda mejorar sus resultados, pero
que no las exponga a altos niveles de toxicidad”.
Vacunas de péptidos
Las vacunas contra el cáncer estimulan el sistema inmunológico de las
pacientes para reconocer y destruir las células tumorales. Se componen
de un antígeno asociado al tumor que, una vez introducido en el cuerpo
de la paciente, provoca una respuesta inmunológica. A fin de administrar
estos antígenos al cuerpo se han diseñado varios sistemas, que incluyen
vacunas de células completas, vacunas de vectores virales y vacunas de
células dendríticas, creadas a la medida a partir de los glóbulos
blancos de la paciente. En la actualidad, la única vacuna terapéutica
contra el cáncer aprobada por la Administración de Alimentos y
Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos es el sipuleucel-T (Provenge),
una vacuna de células dendríticas usada en hombres con cáncer de
próstata metastásico hormono-refractario.
Las vacunas contra el
cáncer de mama que se están investigando en MD Anderson son de un
cuarto tipo: vacunas de péptidos. Se trata de vacunas creadas tomando
una pequeña secuencia de aminoácidos (péptido) de un antígeno asociado
al tumor. El antígeno más frecuentemente utilizado en vacunas contra el
cáncer de mama es la oncoproteína HER2, que promueve el crecimiento
tumoral.
Una vez tomado del antígeno, el péptido se mezcla con
un inmunoadyuvante para ayudar a estimular una respuesta inmunológica.
En los ensayos que se llevan a cabo en MD Anderson, el inmunoadyuvante
utilizado es el factor de estimulación de colonias de granulocitos
macrófagos (GM-CSF), que se usa principalmente para tratar la
neutropenia en receptores de trasplantes.
Una vez inyectada la
combinación de péptido y GM-CSF, este último estimula las células
dendríticas en el área de la inyección para captar y procesar el
péptido, a fin de poder presentarlo mejor al sistema inmunológico. La
longitud del péptido establece qué tipo de inmunocito estimula.
Estudios clínicos actuales
En MD Anderson se están llevando a cabo ensayos clínicos que estudian
numerosas vacunas de péptidos derivados de HER2. Aunque las vacunas
están basadas en un péptido HER2, los mejores beneficios se obtienen en
el 60% de las pacientes con cáncer de mama con una baja expresión de
HER2 (1+ o 2+ según las pruebas inmunohistoquímicas).
Estudio de fase III de E75
La vacuna E75 (NeuVax) es la más estudiada de las vacunas de péptidos
derivados de HER2. El péptido E75 de 9 aminoácidos se une a las
moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC) de clase I
para estimular las células T CD8 positivas; una vez que estas células T
reconocen un objetivo como cuerpo extraño, lo atacan y liberan enzimas
citotóxicas para destruirlo. Debido a que E75 es un péptido MHC de clase
I, la vacuna sólo funciona en pacientes cuyas células son positivas
para el antígeno leucocitario humano HLA-A2 o HLA-A3. Sólo las células
con estos tipos de HLA presentarán el péptido en la superficie celular
para activar las células T.
En mayo de 2012, la Dra. Elizabeth
Mittendorf, PhD, profesora adjunta del Departamento de Oncología
Quirúrgica y sus colegas publicaron un análisis concluyente de 24 meses
de ensayos de fases I y II de E75. Los hallazgos del grupo abrieron el
camino para el estudio de fase III, “Prevención de la recurrencia de
cáncer de mama con ganglios positivos en etapa incipiente, con expresión
de HER2 baja o intermedia y tratamiento con NeuVax” (estudio PRESENT),
actualmente el único ensayo de fase III de una vacuna contra el cáncer
de mama. La Dra. Mittendorf es la investigadora principal general de
este estudio multinacional.
En este ensayo aleatorizado, doble
ciego, controlado con placebo se inscribirán unas 700 pacientes con
cáncer de mama que hayan sido consideradas libres de la enfermedad luego
de completar el tratamiento habitual. Las pacientes deberán ser
positivas para HLA-A2 o HLA-A3 y haber tenido cánceres con una
puntuación de HER2 1+ o 2+ según las pruebas inmunohistoquímicas. La
vacuna se administrará una vez al mes durante 6 meses y luego como
inoculación de refuerzo cada 6 meses, durante 3 años. Debido a que el
GM-CSF causa inflamación en el sitio de inyección, se administrará a las
pacientes en cada grupo de estudio, y servirá como inmunoadyuvante para
el grupo de vacunación y como placebo activo para el grupo de control.
El criterio de valoración primario del estudio es una supervivencia
libre de la enfermedad de 3 años.
Los investigadores esperan
que, eventualmente, los resultados positivos de este ensayo definan las
indicaciones de la vacuna E75 en el cuidado de rutina de pacientes con
cáncer de mama. “Nos sentimos cautelosamente optimistas y estamos
ansiosos por los resultados. Si revelan que la E75 tiene un beneficio
significativo, podría significar una gran oportunidad para nuestras
pacientes con cáncer“, dijo la Dra. Litton.
Estudio de fase II de GP2 y AE37
La vacuna GP2 funciona de una manera muy similar a la vacuna E75. Al
igual que esta, el péptido GP2 tiene 9 aminoácidos y se une a moléculas
MHC de clase I para estimular las células T CD8 positivas; por lo tanto,
la vacuna sólo da resultado en pacientes positivas para HLA-A2 o
HLA-A3. Por el contrario, el péptido AE37, que es más largo que los
péptidos E75 y GP2, se une a moléculas MHC de clase II y estimula
células T CD4-positivas, lo que provoca una respuesta inmunológica más
intensa. Aunque los péptidos MHC de clase II pueden ser restringidos por
el HLA, el AE37 es un péptido promiscuo, es decir, puede ser presentado
por células sanguíneas de casi cualquier tipo de HLA. Además, el
péptido AE37 se combina con la proteína Ii-Key, que mejora la
presentación del péptido al sistema inmunológico.
Ambas
vacunas—GP2 y AE37—se encuentran bajo investigación en un ensayo de fase
II actualmente en curso que procura determinar si las vacunas
individuales pueden prevenir la recurrencia del cáncer de mama de
ganglios positivos o de ganglios negativos de alto riesgo. Las pacientes
se dividen en grupos en función de su estado de HLA y luego son
asignadas aleatoriamente para recibir la vacuna correspondiente más
GM-CSF, o bien GM-CSF solo (como control).
El análisis
provisional planificado del ensayo de AE37 reveló que en una mediana de
22 meses, el índice de recurrencia en las pacientes vacunadas fue del
10.3%, mientras que en el grupo de control que recibió sólo el GM-CSF
fue del 18.0%. La diferencia representa una reducción del 43% en la tasa
de recurrencia.
“Estos datos son alentadores”, dijo la Dra.
Mittendorf. “Obviamente, necesitamos un seguimiento más prolongado y
debemos finalizar el reclutamiento del ensayo, pero los datos sugieren
que es razonable que podamos avanzar la investigación de la vacuna AE37
al entorno de fase III”.
Los resultados interinos de la vacuna GP2 aún no están disponibles.
Beneficios potenciales
Uno de los beneficios de las vacunas de péptidos, tales como las
investigadas en MD Anderson, es que pueden aplicarse sin mayor
preparación. Esto las hace más convenientes y menos costosas que las
vacunas de células dendríticas hechas a la medida.
La Dra.
Litton, quien ha referido a varias pacientes a los ensayos de vacunas
contra el cáncer de mama, dijo que el entusiasmo de estas pacientes por
participar en los ensayos de vacunas ha sido abrumadoramente positivo.
“Algunas me dicen que se sienten más capacitadas al usar sus propios
cuerpos y sistemas inmunológicos para combatir el cáncer”, dijo.
Sin embargo, la razón principal por la que los ensayos son tan
populares entre las pacientes es que las vacunas ofrecen un beneficio
potencial contra el cáncer con muy poco riesgo de toxicidad. La mayoría
de las pacientes tienen una respuesta tóxica local de grado 1 o 2, lo
que significa enrojecimiento en el sitio de inyección; algunas
experimentan síntomas sistémicos de grado 1 o 2 después de recibir la
vacuna, casi todos síntomas leves similares a los de la gripe, durante 4
a 6 horas.
“Estas pacientes superaron la quimioterapia,
perdieron su cabello, sufrieron terribles efectos secundarios
gastrointestinales y toxicidad en las uñas, entre otras cosas”, dijo la
Dra. Mittendorf, “de modo que un tratamiento básicamente atóxico resulta
muy atractivo”.
La Dra. Litton coincide con la opinión de la
Dra. Mittendorf. “No ha sido difícil despertar interés en este ensayo.
De hecho, varias pacientes de diferentes regiones del país han
concurrido sólo para participar en el ensayo“, dijo la Dra. Litton.
“Queremos agradecer a todas las pacientes que se han ofrecido a
participar. Siempre es importante alentar a las personas a participar en
ensayos clínicos; de lo contrario, no podríamos seguir adelante con
terapias de este tipo”.
Sin embargo, estas vacunas no son para
todas las pacientes. Ensayos clínicos anteriores revelaron que las
vacunas de péptidos tenían una eficacia limitada en pacientes con cáncer
de mama metastásico de etapa tardía.“Existe una larga lista
de razones por las que estas vacunas no deben administrarse a pacientes
con enfermedad metastásica difusa”, dijo la Dra. Mittendorf. “Sería
difícil provocar una respuesta inmunológica para erradicar la enfermedad
voluminosa con una vacuna de péptidos. El entorno inmunológico y el
microambiente que rodea a los tumores cambian a medida que estos
progresan; por eso, los tumores metastásicos voluminosos también tienen
un ambiente menos favorable para el funcionamiento del sistema
inmunológico. Además, una gran cantidad de pacientes con enfermedad
metastásica difusa han recibido quimioterapia, y sospechamos que esto
tiene un efecto perjudicial sobre el sistema inmunológico”.
Direcciones para el futuro
El futuro de las vacunas contra el cáncer de mama guarda grandes
posibilidades. Los antígenos, tales como la ciclina E y la proteína
captadora de folato, podrían utilizare en vacunas. Se están
desarrollando inmunoadyuvantes novedosos que pueden inducir una
respuesta inmunológica más potente que la provocada por el GM-CSF.
Además, el futuro puede traer nuevos enfoques para el uso de vacunas y
nuevas maneras de aprovechar otros aspectos del sistema inmunológico
contra el cáncer de mama recurrente.
“Espero ver algunas de
estas vacunas combinadas con otras inmunoterapias interesantes que aún
se están desarrollando”, dijo la Dra. Mittendorf. Por ejemplo, una
vacuna podría combinarse con un medicamento inhibidor de la CTLA-4, una
proteína que desregula las células T. “El ipilimumab, un anticuerpo que
ataca la CTLA-4, podría usarse para incentivar el sistema inmunológico.
Una vacuna estimularía las células T, y el tratamiento anti-CTLA-4
permitiría su proliferación”.
Con el tiempo, estas vacunas
podrían usarse para tratar pacientes en etapas más tempranas de su
enfermedad. “Es una posibilidad promisoria como terapia de primera
línea”, dijo la Dra. Litton. “Podríamos curar más personas desde el
momento mismo del diagnóstico”.
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