El cáncer epitelial del ovario es una patología en la
que se forman células neoplásicas malignas del tejido que recubre el ovario y por ende con exposición
directa a la cavidad peritoneal. A nivel mundial es el
séptimo cáncer más común en mujeres y también el
séptimo como causa de mortalidad. Se estima una incidencia anual de 238.719 nuevos
casos y una mortalidad de 151.9051
, en Colombia
es la segunda causa de morbilidad y mortalidad por
tumores ginecológicos después del carcinoma de
cuello uterino; por lo regular se presenta en estados
avanzados y la sobrevida es pobre.
Para el año 2017 se estima que habrá una incidencia de 1.438 casos con una mortalidad de 883 casos en Colombia. Por lo tanto el objetivo ha sido encontrar marcadores específicos de cáncer para la detección temprana. Existen diferentes hipótesis de la carcinogénesis en estos tumores. Una de esas sugiere el origen en la superficie epitelial o en quistes de inclusión post-ovulatorios formados luego de la ruptura folicular. Se han descrito como factores de riesgo la menarquia temprana , el consumo de cigarrillo y la menopausia tardía, y como factores protectores el uso de anticonceptivos orales, la salpingectomía y la histerectomía total, todos estos asociados con reducción del número de ovulaciones y del riesgo del daño del DNA.
El WT1 es un gen supresor tumoral responsable del tumor de Wilms. Se detecta sistemáticamente en epitelios germinales normales de ovario y el mesotelio humano. Su expresión inmunohistoquímica se muestra en la mayoría de los carcinomas serosos de ovario y las trompas de Falopio, estableciendose como un marcador altamente sensible y específico para tumores de diferenciación mulleriana. La reactividad se limita a los carcinomas de tipo seroso, siendo negativo en otras lesiones de ovario. Estudios recientes han demostrado que juega un papel importante en la progresión de la enfermedad y es un mal indicador de tumores malignos , como leucemia mieloide aguda y carcinoma de mama.