En el año 2161 el gen del envejecimiento humano ha sido desactivado. Al cumplir 25 años las personas dejan de envejecer; transcurrido un año mueren de un ataque cardíaco a menos que "ganen" tiempo y rellenen sus "relojes de vida" que llevan la cuenta regresiva como un reloj digital en sus antebrazos izquierdos.
En la medicina moderna vivimos una realidad muy parecida, ya había escrito hace unos años sobre como las farmacéuticas se habían convertido en la punta de lanza de la evolución y de como estas empresas se mantienen a la vanguardia en el ranking mundial de utilidades. Pero con el advenimiento de la medicina personalizada y la aparición y el uso frecuente de la terapia dirigida en especial en el tratamiento del Cáncer literalmente hemos llegado al argumento de la ficción a la cual hacemos referencia: Los pacientes están comprando tiempo y las farmacéuticas lo están vendiendo. Encontraron la mina de oro, el santo grial de la rentabilidad, la fuente "inagotable" de ganancias.
El uso de medicamentos dirigidos contra objetivos específicos y puntuales en las vías de la carcinogénesis es hasta el momento una postergación de lo inevitable. Un anticuerpo dirigido contra un receptor específico sobre el cual actúa una molécula, ion, un péptido, o un oligoelemento le brinda al paciente unos días mas de vida mientras la enfermedad afina el mecanismo para eludir el inocuo imprevisto, porque cada día el Cáncer nos muestra que es una especie paralela, quizás mejor adaptada para sobrevivir que nosotros mismos, y es allí donde nos relega, donde nos abate, donde nos somete y destroza el frágil cristal en donde atesoramos la esperanza de escapar de sus garras.
Las farmacéuticas lanzan al mercado casi a diario medicamentos increíblemente costosos incluso para los estándares del primer mundo Anticuerpos e inhibidores que le permiten a un paciente con Cáncer avanzado negociar, como en la película, algunas horas de vida esperando la aparición de otra droga para encadenar la esperanza, la ilusión, la promesa, el apego; para evadir lo inconcebible, la oscuridad, el miedo a lo desconocido; y mientras nuestro sistema inmune y de defensa tarda mucho tiempo en adaptarse, en solo cuestión de días el tumor hace su jugada maestra y aparece la mutación que contrarresta el accionar del medicamento y por supuesto a la misma velocidad de la enfermedad, las multinacionales de la vida realizan su movimiento, su transmutación para poner a disposición del honorable cuerpo médico una nueva droga capaz de actuar en presencia de la mutación; todo en ella es novedoso, menos la certidumbre de su costo.
Así las cosas y como en la película, el costo del tiempo no es el mismo y va a depender de algunas variables, recargar el reloj de la vida por 30 días en cáncer de pulmón se cotiza en la actualidad en U$ 10.000, en cáncer de colon en U$ 8.000 en cáncer de mama en U$ 7.000, y así para mayor comodidad ir al catálogo.
Conservo la esperanza de que muy pronto nos cause asombro lo rudimentario de nuestro accionar ante semejante adversario, pero, sera que con esta estrategia lograremos un verdadero avance? Es claro que cada caso es diferente y requiere un abordaje individual, pero preocupa la aparición de literatura científica confiable que indica que cerca del 50% de las drogas utilizadas para este propósito no tienen ninguna utilidad.
La vía de señalización hacia la cura nos orienta hacia la prevención a través de la vacunación y la modificación genética controlada, sin olvidar que se trata de un extenso grupo de enfermedades que comparten elementos especialmente al final, pero cuya génesis puede diferir en extremo.
La vía de señalización hacia la cura nos orienta hacia la prevención a través de la vacunación y la modificación genética controlada, sin olvidar que se trata de un extenso grupo de enfermedades que comparten elementos especialmente al final, pero cuya génesis puede diferir en extremo.